miércoles, 29 de abril de 2009

FALSAS ESPERANZAS

Paré un momento delante de su casa cuando sabía con cierta seguridad que él no estaría allí. Conduje 4 kilómetros rezando para que no hubiera cambiado de hábitos en ese pequeño período de tiempo en que todo quedó en suspenso. El siempre salía de casa a las 7.45 para coger el autobús de las 7.58. Así que dejé un margen de 20 minutos sobre la hora establecida y aparqué mi coche en la esquina con Sendero. Encendí un cigarro, le di cuatro caladas y me bajé del carro inquieta como una ardilla. No había luz en su ventana, eso era buena señal. Tampoco se veía la luz de la escalera encendida así que supuse que todo marchaba como era de esperar. Procuré calmar mis palpitaciones repitiendo un estúpido mantra. No funcionó.
Me subí la cremallera de la chaqueta mientras agitaba la llave de su casa (nuestra ex casa). No podía dejar de pensar en lo traumático que sería volver a pisar aquel suelo en el que tantas veces hicimos el amor e intenté inocularme para no sentirme mareada al oler de nuevo su perfume. Por supuesto, de tanto querer evitarlo, fue exactamente lo que sucedió.

Nada más entrar me di cuenta de que aquel no era el piso que yo habité. Tardó tan poco en hacer cambios que sentí una dolorosa punzada en el estómago. Siempre pensé que aún no estaría recuperado, que todavía guardaría mis cosas tal y como las dejé.
La habitación seguía parecida, eso sí. Únicamente había retirado mi biombo a un lado y quitado de la mesilla aquella foto en la que se nos veía tumbados en la estación de trenes de Estambul. Ese me pareció un gesto normal dada la situación.

Anduve unos minutos por todas las estancias, pasé primero por el vestidor para comprobar si mi ropa seguía allí (efectivamente, allí seguía mi ropa de la temporada anterior). Después me dirigí al baño para, lo reconozco, comprobar si mis sospechas de que hubiera otra mujer se confirmaban o no. Busqué pequeñas pistas como un cepillo de dientes de más, algún tampón, o un simple aroma afrutado en la ducha. No encontré nada de eso pero sí me topé con una crema hidratante unisex que no me sacó de dudas (se podían ir al carajo las empresas de cosméticos) Hubo un momento en el que llegué a pensar que quizás en el fondo aún me añoraba, que no me podía guardar rencor porque me amaba demasiado. ¡Qué falacia!

Cuando ya hube espiado cada rincón de la casa, me decidí a hacer lo que verdaderamente había ido a hacer allí, que era recoger mis cosas. Abrí el armario de la habitación y me encontré con un hueco insultantemente vacío. Un vacío que decía, “busca como una perra tus pequeñas cosas, yo te he arrojado de mi vida” Efectivamente busqué como una perra mis recuerdos y finalmente encontré cinco cajas amontonadas en la terraza pequeña. Junto a la secadora y las pinzas de tender apiló mis libros y CDs, mis zapatos de tacón y los cuadros que pinté en mi época naif. Todo se reunía allí como retazos de un mercadillo abandonado a las afueras de París. Como las pulgas del barrio bajo hacen cola en el supermercado… Así me sentí yo en aquella escena.

Lo tendré merecido, lo sé. Sin embargo, yo aún le amo a mi manera (aunque eso a él no le parezca suficiente).

viernes, 17 de abril de 2009

... Y Elías dijo:

"Quien fue expulsado de la Tierra alzará la voz de las catacumbas y moverá el suelo que pisáis. Todo se quebrará y surgirá de las llamas un nuevo Poder al que reconoceréis como vuestro Guía. No habrá opción a la rebeldía, deberéis acudir y adorarlo"

viernes, 3 de abril de 2009

BENDITOS SUEÑOS

Marcaban las 9:43h en su reloj despertador, exactamente 43 minutos más tarde de lo que tenía previsto levantarse aquel día. No es que tuviera nada importante que hacer aquella mañana, es solo que había pensado calzarse las zapatillas e ir al gimnasio temprano.

Pero eso daba igual ahora. Aquella mañana en la que se despertó con 43 minutos de retraso, ella tuvo el despertar más dulce de los últimos años. ¡Benditos sueños! A veces la ficción es exponencialmente mejor que la realidad.

Fue más o menos así:
País extranjero. Palabras torpes. Abrazos certeros. Sí, abrazos certeros. Abrazos que arropan. Abrazos que desarman.

...y un dulce despertar.

sábado, 31 de enero de 2009

¿EVOLUCION?

Y yo me pregunto: ¿dónde está la línea entre evolucionar y perder tu identidad? ¿Cómo saber que no estoy descafeinándome a resguardo de una supuesta evolución personal? ¿Cómo puedo saberlo?

martes, 20 de enero de 2009

MYSTERIOUS GIRL

¿Alguna vez os han definido como una chica misteriosa? A mí me lo habían dicho varias veces, hoy ha sido la más reciente. Siempre, hasta ahora, me había parecido un alago, algo que impregnaba mi presencia con un aire de distinción o categoría casi cinematográfica. Me imaginaba a mí misma como una especie de Ava Gardner en miniatura, como una femme fatale que, a falta de un cuerpo escultural, al menos sabía mantener cierto magnetismo.

Hoy en cambio, la palabra misteriosa venía teñida de crítica en boca de quien la ha pronunciado. Misteriosa quiere decir insincera, misteriosa como sinónimo de persona en quien es difícil confiar. Misteriosa, huidiza, ocultadora.

ATERRADA.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Después de todo quedó bonita la foto. Ahora me alegro de que Sharon volviera a por la cámara, aunque reconozco que entonces me pareció excesivo retroceder 15 kilómetros sólo para recuperarla. Las dos habíamos salido corriendo del piso y, con los nervios, la dejó olvidada en el mueble del pasillo. Yo apenas saco fotos pero supongo que para una fotógrafa semiprofesional como Sharon su cámara es lo que para mí las palabras. ¿Qué pasaría si un día yo abandonara mis letras y sílabas junto a la botella de vino en la nevera?

Decía, que después de todo quedó bonita la foto. La fiesta era para celebrar la primavera y yo vestía de hada del bosque. Los jardines no eran tales, los habitantes fumaban hierba. Recordé fugazmente que mi madre estaba muerta, suspendida en el limbo esperando mi memoria. Alégrese madre porque la hija que vio nacer es hoy mujer creadora. Alégrese mucho porque en este mismo instante me ruborizo como una chiquilla.

Tengo 27 años y una preciosa enredadera crece en mí.